lunes, 31 de marzo de 2014

El mundo interpretado

Hay más de una perspectiva para ver el mundo y más de una forma de comprender la vida, quizá tantas como personas somos, ya que cada uno miramos alrededor desde una posición distinta, con una mentalidad o un sentimiento propio y personal.

Algunas maneras de interpretar el mundo se han convertido en una forma de expresión artística, en comunicación. El arte, los libros, el teatro o el cine interpretan la vida en todos sus sentidos: la recrean, la transforman e incluso la deforman. Con palabras, con actos y con imágenes. De forma realista o fantástica. A veces nos cautivan, otras nos conmocionan y, casi siempre, nos dan algo en qué pensar o, por lo menos, algo de qué hablar. Y hablar no me gusta ni nada, sobre todo cuando algo me gusta.


¿Por dónde puedo empezar? 


domingo, 16 de marzo de 2014

Los escritores hablan: Pasión de escribir

No sólo importa el qué, importa el cómo:


«Sin pasión, uno escribe en el aire o en la arena de la playa.»

Katherine Mansfield




miércoles, 12 de marzo de 2014

Comer, hablar, reír...


Evento resaltado en la agenda: comida de amigas. No estarán todas, una lástima, pero ya se hace necesario el intercambio de charla y risas y hay muchas ganas.

¿Cuándo? El 28 de febrero, viernes de Carnaval, a las 15.00 horas… bueno, más o menos. Hay que deshacerse de las afiladas garras de los trabajillos típicos de viernes a última hora, siempre a punto para ponerte difícil la puntualidad y las ganas de alboroto. Hay jefes que parecen olerse cuándo tienes una cita porque, justo ese día, cuando dan las dos, necesitan urgentemente tus manos y no otras para sacar adelante una tarea que no puede esperar (aunque haya esperado hasta esa hora). Y la hemos fastidiado. Carrera de papeles por las mesas, el ordenador tiene un ataque de renuencia, la fotocopiadora se atasca… Un respiro, por favor. Que queremos llegar al restaurante antes de que cierren la cocina. Ahí está la pobre sufridora del síndrome del viernes loco, toda erizada, luchando por acabar a toda risa y sin errores (conceptos opuestos, sí, pero a veces los milagros ocurren). Aquí esperan las que han podido evitar el peligro, tabaleando con los dedos sobre el tablero del mostrador de recepción. Al final, con doce minutos de retraso y entre refunfuños, irrumpe en el vestíbulo la que faltaba. ¡Pues allá vamos!

¿Dónde? En un italiano bastante nuevo. La encargada de organizar esta comida estuvo en la inauguración, bastante reciente, y le encantó, por eso ha optado por el sitio. Ninguna ha cogido un plano, esta vez, porque es muy fácil llegar. Calle San Bernardo, a una manzana de la glorieta y la parada del Metro. Aunque pequeña, la entrada del restaurante se ve fenomenal gracias al vivo color rosa del letrero. “L’amore è femmina”. Restaurante, tapas, bar de copas. Así, de pronto, tiene buena pinta.



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