lunes, 7 de abril de 2014

Delirante delicia: El Gran Hotel Budapest

No es recomendable tener puestas demasiadas expectativas en lo que está por venir porque, probablemente, nos defraude. Suena cínico (algo que soy) pero es así. Resulta, sin embargo, demasiado fácil caer en ello. Por ejemplo: cuando uno se dispone a zambullirse en una película que viene precedida de buenos comentarios, esperando alguna clase de maravilla, pero solo recibe un mero pasarratos. Ese era mi miedo ante “El Gran Hotel Budapest”. Por eso me senté en la butaca del cine con un atisbo de inquietud mariposeándome el estómago. Inquietud que, en la primera escena, desapareció fulminantemente.

Esa escena inicial me despertó ya la sonrisa, no humorística sino de placer. Había algo de poético en esa figura femenina, casi atemporal, que entra en el cementerio y se sienta a leer.  Con ese gesto, se abre el primer telón y digo primero porque, después, se van abriendo otros. Igual que en una colección de matrioshkas, van saliendo historias dentro de las historias hasta llegar a la trama principal. Era como ver crecer un árbol que fuera ramificándose, hacia allí y hacia allá, y luego floreciendo en una especie de explosión colorista. Porque, si algo hay en la película, es color: un colorido particular que impregna cada escena de personalidad.

En medio de una escenografía que a veces parece mágica, la brillante dirección artística regala un placer visual tras otro y crea una atmósfera que oscila entre lo gótico y lo onírico. Además, una gozada el vestuario, creación de Milena Canonero, ganadora de tres Oscar por sus diseños para el cine.

¿Lo mejor? Probablemente el elenco de actores, tan exactos en sus papeles todos ellos y además desconcertantes, algunos, en sus prodigiosas caracterizaciones. Tilda Swinton, sin ir más lejos; ojiplática quedé al darme cuenta de que era ella quien había bajo la piel de aquella anciana de aire patético y trasnochado. Harvey Keitel convertido en un presidiario calvo, tatuado y de lo más divertido. Willem Dafoe en el papel de un psicópata asesino, tan creíble que escalofriaba. Un siniestro Adrien Brody que apenas necesitaba hablar; con la mirada parecía decirlo todo…

Me alegra sobremanera haberla visto en versión original: el timbre, las inflexiones y las tonalidades de las voces de los actores son únicos. Ahora no disfrutaré igual de Ralph Fiennes cuando le escuche doblado (aun considerando que el doblaje en España tiene buen nivel). Descubrir su vis cómica ha sido todo un hallazgo que quisiera repetir si es de forma tan elegante como esta. Y, junto a él, llevando a medias el peso de la película, la joven revelación Toni Revolori, cuya expresividad es digna de las comedias de cine mudo.

Al cine mudo parece remitir en varias ocasiones la película, precisamente, por el delirante absurdo de su humor que me hizo recordar a Buster Keaton o Harold Lloyd. O esa estética tan kitsch, ese toque estrafalario que pinta cada escena con matices surrealistas. Porque la película está llena de referentes, guiños y homenajes al cine y la literatura. Algún día volveré a verla para desgranarlos con mayor cuidado, una vez asentado el entusiasmo de la novedad (y sé que la volveré a disfrutar).

Otra pequeña exquisitez: los títulos de crédito finales y su enérgico acompañamiento musical de balalaika. No hay que perdérselos.

¿Lo peor? Quizá, la solidez argumental que falla en algún momento. Según dicen los créditos, el guión está inspirado en escritos de Stefan Zweig; tal vez esa amplitud inspiradora le da esos toques deslavazados. El hilo de la intriga se sostiene con relativa consistencia, pero lo suple con la agilidad del ritmo, con la soltura en las transiciones y ese humor cínico, incluso negro, que lo sobrevuela todo y gana el corazón.

En conclusión: la película brilla con personalidad propia.

Ficha de la película:

Título original: “The Grand Budapest Hotel” (Estados Unidos, 2014)

Dirección: Wes Anderson

Guión: Wes Anderson, Jeremy Dawson, Steven M. Rales y Scott Radin (basado en escritos de Stefan Zweig)

Intérpretes: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Adrien Brody, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Saoirse Ronan, Jude Law, F. Murray Abraham, Edward Norton, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Bill Murray, Owen Wilson, Matthieu Amalric, Léa Seydoux, Jason Schwartzman, Bob Balaban.

Argumento: En un ficticio estado del este llamado Dubrowska, una muchacha lee un libro de un Autor sin nombre que desgrana los recuerdos del dueño de un antiguo hotel de lujo, el “Gran Hotel Budapest”. Así conocemos la historia de M. Gustave H, que fue el conserje en los años 30, y de su protegido Zero. Juntos, se ven envueltos en una trepidante historia de asesinatos, herencias, robos de arte y huidas enloquecidas.  

2 comentarios:

  1. La verdad es que no me apetecía nada verla, he visto algún trailer y no me llamaba nada...pero me haces dudar...igual debería darle una oportunidad.
    Besos

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  2. Paso por encima, que quiero verla, Wes Anderson me espanta o me cautiva y con su último campamento lo pasé pipa. Aver si me pongo al día con el cine, que con la tos eterna que tengo no me planteo ir, no me siento a gusto y puedo molestar bastante a los demás. Un beso!

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